lunes, 18 de junio de 2007

Las edades de la sexualidad

Medios de comunicación. Mª José Gonzalez 1º Bach D

- Cómo se manifiesta desde la infancia -

La sexualidad está presente en nosotros desde nuestro nacimiento. Es un proceso que encontramos en la literatura griega o en el cine moderno, pero en cada momento histórico se adorna de diferentes maneras. Cuando se accede a ella desde la adolescencia, los problemas cuentan las historias de siempre.

Cómo es la sexualidad humana

Para entender la sexualidad de los adolescentes es bueno partir de dos premisas complementarias. Por un lado, la sexualidad desde el nacimiento y tiene mucho que ver con nuestra evolución y, por otro, la sexualidad humana pasa por la cultura.

Cada especie animal tiene su manera particular de gestionar la sexualidad pero, en todas, va encaminada al hecho de la reproducción, a perpetuar la especie. Los animales están genéticamente programados para buscar las relaciones sexuales.

La maduración que se lo permite en general es rápida y va precedida de un aprendizaje en el que los animales, todavía inmaduros, imitan la manera de aparearse de los adultos.

La especie humana se diferencia cuando el cerebro se desarrolla y las capacidades mentales le instalan en su cultura. Como elemento importante separa la sexualidad de la procreación para entrar en un terreno que es el de la relación entre los sexos, hecha de sentimientos, dudas, placer y conflictos. Comprender esto y saber que, si bien nuestra sexualidad, siendo mucho más rica y compleja que la de cualquier otra especie, no deja de ser heredera de una historia común, es también una manera de comprender la sexualidad en su desarrollo y como es vivida en el caso de los adolescentes.

La Cultura

La sexualidad impregna todo lo que llamamos cultura y es muy diferente según épocas y lugares. Lo que hoy está bien visto, ayer era tabú. Conductas propicias en un lugar, son rechazadas de pleno en otro.

Una familia española hace unos años, de visita a unos amigos suecos, comentaba su extrañeza por la manera en que la madre de la familia actuaba con sus hijos adolescentes. Estaba prohibido fumar en casa y a los hijos no se les ocurría hacerlo, pero podían llevar a sus amigos a pasar la noche con ellos y la única recomendación de la madre era que no olvidaran el preservativo. Las razones eran bien sencillas y de una lógica aplastante: fumar es malo para la salud pero las relaciones sexuales son normales siempre que se cuiden y, por ello, las favorecemos y advertimos la necesidad del preservativo. Esta historia real, de hace unos años, sorprendió y cautivó a la familia española que la comprendía, pero la veía lejana de nuestra cultura.

Probablemente hoy haya muchas familias españolas en las que las relaciones entre padre e hijos, tanto en lo referente a sus opiniones sobre el tabaco como el seño se parezcan más a esta familia sueca que a las de nuestro país hace quince años.


Sexualidad adolescente

A los 15 ó 16 años no es que aparezca la sexualidad de un día para otro. Si con 9 años el interés por el otro sexo apenas existe, con 12 empieza a percibirse y a los 14 es casi lo que más ocupa la mente de los chicos. Ahora, ya en la adolescencia, un elemento nuevo aparece: la sexualidad puede concretarse en una relación compleja y, de consecuencia, un embarazo es posible.

Las estadísticas dicen que la edad media de la primera relación sexual es de 17,4 años para los chicos y 18,4 para las chicas. Es entonces cuando la sexualidad se refleja en la vida cotidiana y cuando la referencia a la especie tiene un nuevo sentido. Los chicos empiezan a pavonearse y a competir. Los padres ya no tienen que recordarles la necesidad de lavarse los dientes, ahora se duchan todos los días y, sorprendentemente, piden un frasco de colonia por su cumpleaños. Forman parte del mundo de los hombres, ése en el que es precio conquistar a las mujeres. Un esfuerzo en el que no todos van a sentirse igual de dotados y porque les surgirán mil dudas del extraño mundo del otro sexo. Un camino atractivo pero lleno de ansiedad y preocupación.

En las chicas, el camino es más pasivo. Comienza por la conversación con las compañeras y se amplía en el encuentro en la discoteca. El sexo se vive de manera ambivalente: atractivo y temido. En general, más unido a las emociones a sentirse querida, aceptada. No es sencillo para la adolescente enfrenarse a la aceptación del otro sexo y aparecen los conflictos con su cuerpo.

El chico disocia la sexualidad dividiendo a las mujeres en dos grupos: las que están dispuesta a satisfacer a los hombres y el resto, incluidas las de su familia.
No es raro que los chicos sean patosos en sus primeras aproximaciones a las chicas, parecen calcular en cual de los dos grupos incluirlas. Para la chica, la complicación consiste en poder responder a la disociación de chico y ocupar un lugar adecuado. La relación entre el sexo y emoción es más fuerte y puede resultarle incómoda la aproximación del chico, pero, al mismo tiempo, intuye que para él otra aproximación no es sencilla y busca una adaptación.

Para saber más...

Sitio web dedicado a los adolescentes en el que explican todos los temas relacionados con el sexo y ponen a tu disposición a expertos para contestar a las dudas que tengas.


Articulo de : M ª José Domínguez González, 1º BTO- D

MEDIOS DE COMUNICACIÓN

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